miércoles, 29 de enero de 2014

Las ideas de José Martí mantienen contundencia siempre

Bajo ese concepto, los periodistas de granmenses intercambiaron en sus delegaciones de base acerca del legado cultural, político, social y humanista del Héroe Nacional de Cuba

Daniel García Zayas
Fotos: Alexander Acosta

La Humanidad no ha conocido igual. Ha habido personas preclaras en grado sumo, pero nadie reunió en sí la genialidad en las letras y la política.

José Martí, aquel habanero que vivió la mayor parte de su vida en otras naciones, llegó a convertirse en el más brillante político y literato de su época. Y reunir esas dos facetas lo hacen singular.

De ello se habló en las redacciones informativas de los medios de comunicación de Granma.

Hombre de baja estatura, enjuto de carnes, de verbo encantador, escribía, al mismo tiempo un extraordinario poema, y seguidamente hablaba, con absoluta lucidez, acerca de los males presentes y futuros de las tierras americanas de su época.

Ese Martí que criticó el servilismo de un condiscípulo, que fue deportado a España y allí sufrió en lo físico y en lo espiritual, el cual unió voluntades encontradas en favor de la Revolución, el que prefería cabalgar frente a las balas enemigas…


De ello se habló hoy en las redacciones informativas de los medios de comunicación de Granma.

Jóvenes periodistas y avezados reporteros teclearon para hablar de quien recibiera el título inconmensurable de Maestro, y del revolucionario. Y sus escritos dirigidos a la prensa plana, al éter, a internet, a las pantallas televisivas, primero privilegiaron a sus creadores y sus colegas.

Una dama se sonrojó cuando le refirieron el talento excepcional de Martí para llegar al corazón de las mujeres. Amó y fue amado con devoción. Porque ¿cómo aceptar que ese ser humano de tantas palabras no las empleara para adjudicarse ternura y arrebatos femeninos?

De ello se habló hoy en las redacciones informativas de los medios de comunicación de Granma.

El José Martí que comprendió, como pocos, las intenciones voraces del naciente imperialismo estadounidense, que fijó el cenit de las ideas para la unión de los pueblos desde el Río Bravo, en México, hasta la Patagonia argentina, que dejó la urbanidad para adentrarse en los campos insurrectos de la última colonia española en América.

Aquel de pluma iluminada, y humilde proceder al aceptar la Delegación del Partido Revolucionario Cubano…

De ese hombre se habló hoy en las redacciones informativas de los medios de comunicación de Granma.

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